Daniel Villas Lacoma

En enero del 2008, cuando tenía 22 años emprendí un viaje en solitario hacía India con la intención
de disfrutar del ocio y complacencia, por aquel entonces, no tenía ninguna inclinación espiritual.
Después de aterrizar en Delhi, el primer destino fue la ciudad de Pushkar. Curiosamente, esa ciudad es la única en toda la India donde hay erigido un templo en honor al Dios Brahma.

El hinduismo considera a Brahma, Vishnu y Shiva sus divinidades principales, también llamadas
Trimurti. A cada una de ellas se la identifica con un principio de temporalidad. Brahma representa la emanación o creación, Vishnu la estabilidad o mantenimiento y Shiva el principio transformador
o destructor. Fue allí donde recibí la primera clase de Yoga y bendecido por el poder creador de Brahma, inicié camino en el Yoga.

Después de tres meses probando varios métodos y profesores, en diferentes lugares de India, llegué a cuestionarme algo fundamental para mi marco mental occidental: ¿Qué sistema de Yoga te enseña » cómo practicar Yogasanas » de manera clara, precisa y racional? Un buen amigo me respondió: -Eso que buscas, lo aprenderás con el Yoga Iyengar.